El Congreso convirtió ese día en ley al voto femenino, en el marco de una batería de más de cuarenta leyes que Juan Domingo Perón había anunciado dentro de la planificación estatal conocida como el Plan Quinquenal.
El voto femenino era parte de la plataforma electoral de Perón y formaba parte también del debate internacional.
La Argentina había suscripto las Actas de Chapultepec en 1945 que solicitaban el otorgamiento del sufragio a las mujeres.
“Sin embargo, la situación crítica en la que se encontraban los países europeos y la ‘división del mundo’ en dos bloques después de la Segunda Guerra Mundial generó una fuerte invisibilización de la agenda de los movimientos de mujeres en el mundo. Nuestro país rápidamente se puso al frente del sufragio con la particularidad de que no implicaba ningún tipo de restricción censitaria como sí lo tenía otras leyes de sufragio sancionadas en otras latitudes”, explica Romina Martínez, integrante de la Comisión Directiva INIHEP- Museo Evita
Si bien la ley se promulgó en 1947, recién en 1951 las mujeres pudieron ejercer su derecho. “Tenemos que tener en cuenta en primer lugar, que para que las mujeres pudiéramos votar hubo que modificar procedimientos técnico-administrativos estatales que hacían a la identidad de las personas físicas, que en la Argentina estaba asociada al padrón militar desde el siglo XIX”.