Sudán volvió a ser escenario en el comienzo de semana, de ataques aéreos y explosiones, tras un mes de guerra por el poder entre dos generales rivales.
El conflicto amenaza con agravarse aún más y pone en riesgo la estabilidad de los países vecinos en esa región de África.
Los enfrentamientos que estallaron el 15 de abril entre el jefe del Ejército, el general Abdel Fatah al-Burhan, y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) del general Mohamed Hamdan Daglo dejaron cientos de muertos y cerca de 1 millón de desplazados.
Los habitantes sobreviven encerrados en sus casas por miedo a las balas perdidas, sin agua y electricidad en muchos casos y con escasas reservas de comida.
Según la ONU, más de 600 personas en total ya han muerto en los combates en todo Sudán.